Mientras que a los perros hay que enseñarles a no hacer sus necesidades en casa, los gatos parecen aprender por sí solos dónde acudir cuando necesitan ir al baño. Solo tenemos que colocarle su arenero y, como si de magia se tratase, ellos solitos lo inspeccionan y deciden utilizarlo.

Lejos de ser algo extraordinario, que un gato opte por utilizar el arenero no es más que una respuesta instintiva: se sienten atraídos por el uso de las cajas de arena porque tienen un instinto natural por ocultar su orina y sus heces para cubrir su olor, de ahí que los areneros sean la herramienta perfecta para ellos.

Al fin y al cabo, no podemos olvidarnos que nuestros gatos domésticos vienen del Felis Silvestris, una especie cazadora, solitaria y territorial que no ha evolucionado tanto como para perder comportamientos típicos de este pequeño felino.

No obstante, sabiendo que el uso del arenero es algo fundamental para ellos, ¿sabemos utilizarlo correctamente y todo lo necesario para que nuestros gatos lo usen cómodamente?

Lo primero que debemos saber sobre el arenero del gato es cómo deben ser sus características. "Debe ser de un tamaño adecuado al gato y preferiblemente abierto, de fácil acceso", explica Esther Sánchez, veterinaria especialista en medicina felina e integrante de la plataforma EliteVeterinaria.org.

"Por supuesto, hay gatos que se adaptan a los cerrados, pero no siempre es así, lo que puede llevar a que orinen o defequen en otros sitios de la casa", advierte la experta. "Además, debemos colocarlo en un lugar accesible, tranquilo, evitando zonas de paso o ruidosas".

Es importante que no coloquemos el arenero en el mismo lugar donde se encuentra su comedero y bebedero, error que se comete con frecuencia, ya que al minino puede resultarle poco higiénico. Al final es como si colocásemos el retrete en nuestra cocina o salón, ¿no? Sería desagradable.

Un lugar perfecto para colocar el arenero del gato puede ser el baño, además de que nosotros lo utilizamos para la misma función, es una habitación de la casa donde no suele haber gente, por lo que no habrá ruidos alrededor.

"Los estudios demuestran que la arena aglomerante es la que más les gusta a los gatos, además de ser la que puedes recoger las deposiciones diarias y se mantiene limpia más tiempo, ahorrando tiempo en la limpieza de la bandeja y dejando siempre limpia la bandeja del gato", explica Sánchez. 

Si optamos por otro tipo de arena, tendremos que cambiarlas frecuentemente y recoger las heces a diario para evitar los olores, ya que nuestro gato no utilizará el arenero si siente que no está lo suficientemente limpio (algunos son más finos que otros).

Entre los diferentes tipos de arena que podemos elegir, más allá de la aglomerante, se encuentran las absorbentes, que son las más populares ya que son fáciles de encontrar en el mercado y tienen un precio económico. "Necesita reponerse muy a menudo por lo que solo es apta para aquellos cuidadores que pueden comprometerse a limpiar el arenero con una frecuencia casi diaria", expresan los expertos de Sanicat.

También podemos optar por las absorbentes sintéticas, que retienen muy bien el olor de la orina, pero que puede no gustarle mucho a nuestros mininos ya que al ser tan artificial, algunos gatos no se adaptan a ella.

Y por último, también podemos optar por las arenas de origen vegetal o ecológicas, que "están hechas de materias primas 100 por cien recicladas y poseen un gran poder de absorción, funcionando de forma similar a las aglomerantes", añaden los expertos de la empresa de arenas para gatos.

Sabiendo todo esto, podemos resumir que "en definitiva, a todos nos gusta un aseo limpio, accesible cuando lo necesites y tranquilo", concluye la veterinaria especialista en medicina felina.

Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual. Asimismo, a los efectos establecidos en el artículo 33.1 de Ley de Propiedad Intelectual, la empresa hace constar la correspondiente reserva de derechos, por sí y por medio de sus redactores o autores.