Los 'michis' maúllan fuerte: 'gathijos' ganan terreno a 'perrhijos' - Grupo Milenio

2023-02-22 16:46:49 By : Ms. Tina Wong

A Jessica no le gustaban los gatos y ahora tiene seis. Mila, Nala, Kira, Kena, Marcelo y la minina Luna son los miembros de la realeza en su casa, la cual parece un auténtico palacio para gatos: hay rascadores, juguetes y muchos platitos con comida y agua.

Como buenos mininos, los adultos corren a esconderse cuando llegan visitas a la casa aunque Luna, que apenas tiene un año, explora y juega sin temor con los forasteros.

Ese explosivo amor de Jessica se evidencia no sólo por las comodidades que les prodiga a sus animalitos; ella misma porta una sudadera con huella de gato, tiene aretes en formas gatunas, sus toallas para la cocina exhiben huellitas felinas. Todo tipo de detalles, en toda su casa, aluden a estos animales.

No tiene empacho en mostrar con orgullo la foto de cada uno de sus michis el día de su nacimiento. “Claro, tienen sus cumpleaños y siempre les compramos un pastel”, dice Jessica, quien repara, hace un recuento y corrige un dato importantísimo: “En realidad tengo siete gatos, el séptimo se llama Smoking, nada más que no entra a la casa ni se deja agarrar, así que le dejo afuera su comida, ya sabe que ahí está su plato”.

De acuerdo con encuestas, hace una década había ocho perros por cada dos gatos, actualmente la proporción es de siete canes por cada tres felinos.

Tan solo en la Ciudad de México, los perros registrados ante la Agencia de Atención Animal disminuyeron 11 por ciento entre 2021 y 2022, al pasar de 47 mil 597 a 42 mil 281. 

En tanto, los gatos registraron aumentaron cinco por ciento en el mismo periodo: de 15 mil 361 saltaron a 16 mil 173.

¿El caso de Jessica es algo extraordinario, poco común? Cada vez menos. Si bien durante muchos años los perros han sido los predilectos de los hogares mexicanos, los felinos domesticados ganan terreno a grandes saltos, y cada vez son más las personas que los aceptan como integrantes de su familia.

Hay quienes dicen, medio en broma medio en serio, que internet fue inventado para ver videos de gatos. Ahí encontramos millones de escenas tiernas o de travesuras y audacias, foros enteros y miles de memes que saturan el imaginario de cada vez más gente.

Y aunque todo eso es cierto, no puede ser la única razón de su creciente popularidad.

¿Por qué, entonces, los michis –como algunos los llaman– de pronto encantan y conquistan a más humanos? Una especialista en gatos, la veterinaria Xareni Gómez, conoce algunas respuestas y revela que no son pocos los factores que hacen que estos animales se tornen cada vez más atractivos.

Las especies que prevalecen no son las más grandes ni las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al entorno, sostenía el conocido naturalista Charles Darwin. Y, al parecer, los gatos desde hace rato tomaron nota de esa máxima evolutiva.

La especialista Xareni Gómez distingue que en las últimas décadas la dinámica de la gente en las ciudades se ha modificado, y los gatos se vienen adaptando con eficiencia a esas transformaciones. Aunque la mayoría de la población sigue apreciando a los perros –presuntos rivales afectivos de los gatos– , los canes requieren más tiempo de cuidados, mucho ejercicio y más espacio.

Esto lo confirmó Mario Herrera, un recién egresado de la carrera de ingeniería petrolera, quien siempre se identificó como perruno, pero tuvo que hacer ajustes debido a su demandante agenda de trabajo, constantes salidas “a campo” y llegadas a avanzadas horas de la noche.

Ese tipo de historias las conoce bien la veterinaria Gómez: “Muchas veces ya no hay tiempo para sacar a pasear a los perros, y es cada vez más común vivir en departamentos pequeños, en cambio, por sus propias características, los gatos se adaptan mejor a los espacios reducidos porque extienden su territorio hacia arriba y, para sus necesidades, solo necesitan un arenero”.

Así lo entendió Mario y se hizo no solo de un gato, al que llamó Gamuza, sino que lo dotó de una compañera, una joven gatita de nombre Petus.

Para Jessica tampoco hubo drama cuando tuvo que decidir qué tipo de animales podían vivir con ella; en su caso, pensar en cuidar a seis perros en los cerca de 80 metros cuadrados de su departamento era algo casi imposible de imaginar, y se sorprendió un poco al darse cuenta de que, al parecer, sus varios gatos no necesitaban de mucho más que eso y podían andar a sus anchas.

La experta Xareni asiente ante esas alternativas: en un apartamento es posible tener desde uno hasta varios gatos sin que represente un problema, algo que es más difícil de lograr con un perro. “Siempre y cuando se cubran sus necesidades y se presente a los gatos de manera adecuada, varios de ellos pueden convivir en un mismo espacio”, asegura.

Es verdad que el entorno urbano está provocando que más personas sean team michi. Encuestas de la casa Mitofsky mostraron que si en 2014 el 87% de los encuestados tenían perros y 23% gatos, tan sólo siete años después 79% de los encuestados vivían con perros y 29% con gatos; es decir, el porcentaje de mininos aumentó 6% en tan corto periodo.

Si ese ritmo se sostiene, los hogares en el país que tienen animales de compañía mostrarán cambios en la mezcla de sus “familias”. Hoy las estadísticas oficiales del Inegi señalan que hay casi 44 millones de perros viviendo con mexicanos, mientras que 16.2 millones de las casas en el país tienen gatos.

Sin embargo, los felinos acechan y van a la conquista del cariño humano.

El incremento de la presencia gatuna en las casas mexicanas lo experimenta en carne propia la veterinaria Gómez, pues trabaja en una clínica dedicada exclusivamente a atender gatos. “Hace una década pensar en una clínica como esta era imposible, pues de 10 consultas diarias, nueve eran perros. Hoy somos ocho veterinarios y vemos hasta seis gatos al día. Atendemos literalmente a miles de gatos al año”, revela.

No sólo es que sean ideales para el nuevo estilo de vida de las ciudades, hay otra razón que explica la creciente popularidad de estos animalitos: cada vez más personas empiezan a quitarles el estigma que ha rodeado durante tantos años a los gatos, el que los tacha de ser huraños y poco receptivos.

El incremento en el tiempo de convivencia de los humanos con esta especie ha demostrado que también pueden ser juguetones, siempre curiosos y, desde luego, amorosos.

Mario, por ejemplo, poco a poco aprende a interactuar con sus nuevos compañeros. Por las mañanas y en las noches que está en su casa observa cómo se mueven, la manera en que se acercan o incluso qué hacen cuando aparentan ser indiferentes. “Voy entendiendo su forma de comunicarse entre ellos y conmigo”, dice el ingeniero.

Si bien los gatos pueden ser menos sociables con personas ajenas a la familia con la que viven, con sus cuidadores “pueden ser tan cariñosos igual que un perrito, sólo que lo demuestran de maneras diferentes”, comenta Xareni. A los gatos, dice, les gusta iniciar la interacción y también deciden cuándo se debe terminar. Ellos buscan a “su humano”, no al revés.

Pero también es verdad que pueden llegar a ser muy territoriales. En caso de traer un nuevo gato a casa es recomendable que se le separe por un tiempo de los que ya viven ahí, porque puede haber problemas y posibles ataques. Mientras un perro protege sólo su comida o a su humano, el gato tiende a proteger toda la casa. Así que hay que saber qué hacer, estar conscientes de su naturaleza, de sus peculiaridades como especie, de sus necesidades específicas.

Jessica se ha informado y es una de esas personas que no escatima al respecto. Sus consentidos mininos tienen a su entera disposición tres rascadores grandes; juguetes de tela; chucherías eléctricas que simulan ratoncitos corriendo; espacios acondicionados para explorar de manera vertical, y muy importante, túneles, pues hay que darles lugares donde puedan esconderse y que semejen las cuevas de su hábitat natural donde se ocultan en caso de amenaza. Marcelo, el único gato macho, incluso goza de una pequeña fuente en donde bebe agua.

En realidad, no siempre se necesita tanto. El kit de supervivencia básico para un propietario de gatos se compone de alimento húmedo o seco, arenero con su respectiva arena, un rascador y juguetes diversos. La inversión depende del poder adquisitivo del cuidador. Los juguetes pueden ser sencillos, los rascadores hechos a mano con cartón, y hay diferentes calidades de arena y de alimento.

Jessica, como es evidente, no es de las que escatiman. Aunque a veces busca y encuentra ofertas, revela que su gasto mensual en comida, sobres, premios y arena oscila entre los cinco y seis mil pesos mensuales. Alguien novato debe considerar costo iniciales de, por ejemplo, un arenero –entre 200 y 500 pesos–; rascadores –entre mil 200 y tres mil pesos–; juguetes –fluctúan de 50 a 600 pesos–; una bolsa de alimento de 10 kilos –puede exceder los mil 200 pesos–, y para la consulta veterinaria, además de las vacunas, hay que reservar otros mil 200 pesos.

Si bien es un hecho que en múltiples barrios citadinos quedaron atrás los días en los que los gatos iban y venían a sus anchas por las azoteas y se les alimentaba con sobras de comida y algo de leche, no por eso hay que caer en algunas modas y cuidados poco recomendables.

Debido a que florece todo un mercado supuestamente en beneficio de los gatos, algunos propietarios suelen incurrir en actitudes no convenientes. La “humanización” de esta especie lleva a sus cuidadores humanos a adquirir cosas que no son necesarias y de hecho, si se les preguntara a los gatos, podrían maullar con rotunda desaprobación.

¿Qué cosas es conveniente de pensarlo dos veces antes de comprarlas? Mochilas de paseo, ropa, correas para salir a pasear. Estas monadas, cada vez más comunes, en realidad podrían perjudicarlos, no los protegen. “Los gatos aman las rutinas, a la mayoría de ellos no les gustan las cosas nuevas, pues causan mucho estrés”, dice la veterinaria Gómez. “Me parece difícil pensar que un gato disfrute salir en una mochila, en ella no se puede esconder, todos lo van viendo, se le acercan y eso le puede causar inseguridad”.

Respecto de los paseos con correas, antes de intentar algo así mejor hay que idear condiciones de estimulación dentro de las casas, pues en exteriores existe la posibilidad de que se contagie de alguna enfermedad o de ser atacado por otros animales.

Y sobre la ropa, aunque abundan en las redes sociales curiosas fotos de gatitos ataviados con mil linduras, hay que recordar que eso impide que se acicalen naturalmente, actividad que necesitan realizar durante horas al día, la cual es vital para su salud.

Mucho más benéfico es estimular adecuadamente al gato. Atender si hay señales de preocupación o alerta, como si duerme demasiado, si come mucho o, por el contrario, si no abre la boca en absoluto. “Esas pueden ser señales de estrés o de ansiedad por separación, por eso es importante estimularlos con juegos y con tiempo de calidad”, señala la cuenta especializada de Instagram @Bienestarfelino, donde se ofrecen tips sobre el cuidado adecuado para esta especie y se señalan diversas situaciones cada vez más comunes que pueden ocasionar sufrimiento a los mininos.

Lo mejor que puede suceder es tener michis felices y saludables que contribuyen a enriquecer el hogar, cuando logran crear, junto con los humanos, ambientes armoniosos y de mutua conveniencia.

¡Feliz Día del Gato!